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Penca también nos dejó


Los acontecimientos se van uniendo y el dolor afectivo se va multiplicando, hasta llegar al escrito anterior.
Ayer hablo con España y me dicen que la Penca, está muy mal, que ni siquiera podía salir de su caseta y que daba una especie de aullidos lamentándose. No me cupo la menor duda, no llegaría al día siguiente, incluso si no hubiera sido fiesta y hubiera habido un veterinario al que llevar. Hoy me lo han confirmado. La Penca dejó de existir.
Como llegó hasta mí ya lo hace bastantes años. También hace más de un año cuando lo hice sobre su . No voy a volver a describir lo que fue la Penca, puesto que más o menos ya lo hice en los enlaces que he colocado, pero esta tarde me he acordado de algo en concreto. Todos sabemos del gran olfato de estos animales, en especial porque son utilizados por la policía para detectar drogas. Quizás lo que mucha gente ignora es que cuando los humanos tenemos miedo, segregamos un olor que también lo detectan, de ahí que algunos se envalentonen e incluso ataquen, pero de lo que estoy casi completamente seguro es que muy pocos, o quizás nadie, sepan, es que también huelen cuando una persona sufre.
Estaba en plena depresión, y en la misma hay altibajos. En los bajos es cuando piensas que para sufrir de esa forma mejor es dejar esta vida. En esos momentos desesperantes, aparecía la Penca y sin pasar de la puerta de la habitación en que me encontraba, se tumbaba, pero no precisamente para dormir, sino que me miraba con unos ojos más bien de vigilancia, o de reprimirme. En uno de esos momentos, tuve la fuerza suficiente para sacarle la imagen que encabeza este escrito.

No, esta tarde no me he ido a las mesas de la playa. Precisamente por estar en las fechas en las que estamos, ha venido mucha gente (ticos) y sabía que no iba a tener la tranquilidad que deseaba, así que me he ido a la desembocadura del rio a intentar sorber paz interior, cosa que necesitaba.


He visto la puesta de sol y he vuelto con algo de luz. Me ha hecho bien.
Se han encadenado una serie de cosas, algunas extrañas, como que me acordé de un blog que debía de quitar de la circulación y por circunstancias que no llego a comprender me dio por imitarlo y después no he sabido (tampoco he profundizado demasiado) devolverlo a lo que era, pero bastante menos el que desapareciera la última entrada, la que antecede a esta (he tenido que volver a meterla). Sigo sin creer en brujerías, milagros ni en quimeras.

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¡Maldita navidad! Caí en su puta trampa


La primera idea es la que vale. Comprar un velero, adentrarse en el Pacifico y buscar una isla habitada pero fuera de las rutas comerciales de navegación, y por supuesto sin internet. Esa fue una idea que me rondó hace bastantes años por la cabeza.
Daba por hecho que las navidades estaban pasando lo más desapercibidas que podían serlo; ya había puesto un mensaje en Facebook dando una felicitación generalizada con lo que mi conciencia ya estaba lavada, pero fue precisamente ayer cuando recibí unas felicitaciones, algunas incluso de personas, que hacía meses (¿o años?) que no se ponían en contacto conmigo y algunas me llegaron al alma, por lo que me dije: Pues no, la conciencia la lavé bastante mal, y se me ocurrió, no solo contestarles, sino que ya puestos, que menos que dirigirme a… Y también a… Después pensé, ¡coño! No le he dicho nada a… ni a… pero ya estaba en la cama. La verdad que no recuerdo bien pero tengo la impresión que lo hice de forma automática. A dormir y a levantarme las tropecientas veces que lo hago durante la noche con la dichosa vejiga.
Me despiertan los maullidos del gato. Con cara de mala hostia le abro la puerta pensando que quería hacer sus necesidades fisiológicas, pero no el muy cabrón lo que tenía era hambre y no paró hasta que le eché su pienso.
Veo que no estaba Vanessa ni el carro, por lo que sé que me toca hacerme el desayuno. Leche con cacao con un poco de queque y café en la cafetera italiana que al final conseguí.
Me había dicho que obligaciones, ni una; hasta he dejado de escribir mi diario, pero genio y figura, sigo tomando unos datos en la computadora, cosa que hago todos los días, y me acerco a ella.
Lluvia de mensajes de felicitación o contestando a los que yo mandé ayer. Algunos dicen cosas como, en estas fechas echo de menos a mis seres queridos. Para colmo, intento de que vea a Paula, cosa que no consiguen pero si me mandan un puñado de fotos, no solo de ella sino también de otras personas muy cercanas.
Lo peor, noticias que relaciono con una persona que ya no está. Uno no es de hierro y termino soltando unas lágrimas. Y más peor, me sale mi parte egoísta y pienso en la putada que me hizo dejándome solo. Se perfectamente que no habrá otra mujer en mi vida, por lo que los años (¿años?) que me queden de la misma, no tendré el hombro en el que apoyar mi cabeza.
Veo claramente que las heridas que yo creí estaban cicatrizando, están en carne viva.
¡Maldita navidad! Caí en su puta trampa.
Me habían invitado a comer chancho, por aquí aun hacen matanzas, y por supuesto que no he estado. No tenía puñetero humor.
Me voy a la playa y estaba de lo más normal posible. Un día más. El atardecer incluso feo. Hablo con Patricia y con Norberto. Norberto se queja de que le pagan poco.
La vida sigue.

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Españoles en Tambor de Puntarenas


Para mi es noticia. Desde la primera vez que llegue a este país solo he hablado dos veces con españoles, la primera con unos chavales que venían buscando información de y la segunda fue ayer.
No es normal que la gente que viene al hotel Barceló, sean de la nacionalidad que sean, crucen el Rio Pánica y lleguen al pueblo. Bien, estos lo hicieron dos días seguidos.
En este caso, no voy a poner ni lo que hablamos, ni datos de su vida, simplemente, sé que acercaran por aquí y quiero saludarlos.
Si lo necesitáis, ya veré la forma de mandaros mi correo.

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Vi a Paula a través del ciberespacio


Habían pasado horas desde que nació Paula, cuando ya tenía imágenes suyas aquí, pero una cosa son las imágenes y otra verla en vivo. Mi hija que no disponía de la computadora, intentó enseñármela a través del celular, pero ella que no debe ser ninguna experta y yo menos, no lo conseguimos. Hoy ya dispone de computadora y no ha tardado en enseñármela.
Lo que más me ha llamado la atención es lo contenta que se encuentra ella, ¡vamos!, como niño con zapatos nuevos. Todo le parece perfecto de Paula, que no llora, que toma su alimento a sus horas y no sé qué más.
Paula en sí, al principio miraba para la cámara, pero después protestaba, lo único que quería es dormir y que no le dieran más el coñazo. Tuve que ser yo el que dijera que dejara la comunicación, porque supongo que la niña, ni tiene puñetera idea de lo que es un abuelo, de que está en la otra parte del mundo, ni nada que se le parezca. Había tomado su teta y lo que quería era dormir.
Sé que se puede gravar un video directamente desde Skype, pero ni tenía tiempo ni era cuestión de perder un tiempo precioso, así que lo que hice es tomar varias capturas de pantalla.
Aquí quedan como muestra de la primera vez que la vi.
Se da por supuesto que la calidad de las imágenes dejan mucho que desear.




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Rio Bonito de Tambor de Puntarenas. Viaje fallido


Cuando algo se me mete en la cabeza, tengo que reconocer que soy obsesivo. Se me habían cruzado los cables con eso de ver Rio Bonito y que se jodan las vértebras. Iré a verlo.
Aquí si daba por supuesto que me iba a meter en el agua y a colocarme vestimenta para el caso, pantalones vaqueros y las ”figueres”.
Llegamos a la quebrada del Chorro y la prueba de la bajada, sin que tenga muchos problemas, pero todo tiene sus inconvenientes, era mucho el trayecto que teníamos que hacer por la playa, con una arena movediza y las botas mojadas me pesaban como si fueran de plomo.
Pichi, el perro que tenemos a medias Carlos y yo (Unas veces se queda por aquí, y otras se va con el), quedo atrás porque para él era imposible bajar por aquellos taludes. Sus aullidos los oíamos a lo lejos. No sé cómo lo hizo pero al final se unió a nosotros.
Una vez pasados unos peñascos que se adentraban en el mar, divise gran cantidad de palos sobre la arena por lo que supuse que estábamos llegando al rio, como así fue.
Gran desilusión, acabó la época de lluvias y ahora los ríos no vienen con el caudal que suele ser normal y la naturaleza que parece ser sabia ha hecho que las olas cierren su desembocadura, con lo cual los arboles de su ribera siguen bañados por agua dulce a pesar de traer poca. Todo muy bien para la naturaleza, pero lo que es para mí, una putada porque pasar la especie de laguna de su desembocadura haría falta una panga y suponiendo que la profundidad permitiera hacerlo a pie, no me arriesgaría a tropezarme allí con mi primer cocodrilo, así que nos quedamos sin hacer el recorrido por el cauce, cosa en la que estaba muy interesado después de la experiencia del de .
No es que fuera un día perdido, porque quiera que no, esta, sigue siendo una playa salvaje, cuyo acceso solo es posible desde Montezuma en caballo y desde Tambor andando y medio escalando.
Cosas curiosas, precisamente por ser muy poco accesible, en la orilla hay palos rodado por el mar preciosos para ponerlos de adorno, pero a ver quién narices carga con ellos.
Y llego la hora de la vuelta. Subiendo por la cascada del Chorro, Carlos me tendió una mano para ayudarme a subir un desnivel y el crujido que me dio la cintura no fue normal, así que la siguiente vez que quiso hacerlo le dije que lo dejara, que subiría aunque fuera gateando.
Por cierto, el cabronazo de parece me robó un reloj. Si es así comprenderé lo de genio y figura, pero jamás pensé que hiciera algo semejante conmigo.

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Ha muerto Maira


Es más de una vez la que he dicho que los políticos ticos tienen abandonada esta parte de Costa Rica. En concreto las carreteras son las peores del país. Las leyes de transito son muy duras, pero posiblemente a cambio de no prestar los servicios adecuados, tampoco hay la suficiente vigilancia de la policía. Es normal que los motoristas vayan sin casco, e incluso la misma policía va sin luces de posición.
Pasan la mano, pero más tarde o más temprano hay que pagar un tributo por ello, y esta vez le ha tocado a Maira.
Hay un gran hueco en la carretera que los que van de Cóbano en dirección Paquera, lo dejan a su derecha, invadiendo el carril contrario. El conductor que la atropelló, al parecer se deslumbro con el sol y no la vio. Iba en su motillo.
Lo he sentido. En especial me he acordado de María, la escuchaba y fue su confidente. Me imagino se verán allá arriba.

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Diego y su reguetón. Ocho cuatro de Franco Big


Años ha que lo , y son varias las que he escrito sobre Diego, la hace relativamente poco.
Volvió a desaparecer, y temí lo peor, pero un día hablando con Julio, me dice que está trabajando en Malpaís, y que está muy formal.
Por esta época del año en Costa Rica son las vacaciones. Coinciden las navidades y el verano. Ayer, me voy para mi playa y me lo encuentro en el super.
¿Qué? ¿De nuevo por aquí?
Si, ha parado la obra en la que estaba y voy a ver a mi familia.
Como es lógico nos sentamos en la mesa y ya me explica algo de su vida.
Esta mañana empecé a trabajar a las seis, pero no se crea, con un mazo rompiendo piedras, después cogí la bicicleta (dice que le ha costado 500.000 colones, cosa que no creo), y aunque pudiera llegar a Paquera, he decidido hacer noche aquí.
¿Dónde vas a dormir?
En Cabinas El Bosque.
No me lo puedo creer, Diego pagando por dormir en una cabina.
Me enseña el regalo que lleva para su madre, un celular, y en estas estaba cuando me dice que voy a ser el primero en escuchar algo, y me pone su canción.
Que tiene una facilidad enorme para improvisar a ritmo de reguetón, ya lo sabía, pero esta tenía música y efectos especiales. Ya me explica que tenía un amigo que trabajaba en unos estudios y en ellos lo había gravado.
Sé que los celulares, llevan un programa con el que puedes pasar imágenes videos y demás sin mediación de cables, le digo que me pase no solo la canción, sino otros videos e imágenes que me enseño. No sabía, llamo a Valentina, una niña de diez años, nos mira con cara de decirnos: ¡Vaya par de torpes!, nos enseña cómo es y seguimos nosotros.
Diego es como es, está trabajando pero sigue siendo no solo un elemento que se las sabe todas, sino que para él es normal, algo así como traficar con marihuana (para nada estoy diciendo que lo haga) o robar ciertas cosas.
Me acompaña hasta mi casa, venia sin camisa, me pide una prestada y me dije, adiós a la misma. Lo digo porque no tenía claro si esta mañana continuaba ruta o se quedaba unos días en Tambor, y ha sido lo primero, y supongo que lo hizo bastante temprano.
Se lo advertí, que posiblemente con lo que me había dejado haría una composición y lo subiría a YouTube.

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El día que nació Paula…


… A la hora que ella nació, yo me encontraba en el muelle. Llegaban las pangas con buenas pesqueras de dorado, cosa que no se estaba dando últimamente, Mariano me regaló, ya fileteado, medio, con lo cual tenía asegurada vianda para más de una semana; Carlos preparó la comida y aparte del filete del dorado, comimos unas huevas y la acabamos con un exquisito café de este país que dicen que es de los mejores.
Alguien me pregunta por la computadora si estaba aquí, y mi cabeza se me va rápidamente al clavo: Ha nacido Paula, me dije, y así fue. Todo había ido bien.
Debo de estar demasiado viejo, porque sentí una extraña alegría que no recuerdo haberla sentido con mis otros nietos. Quizás el trabajo me tenía sorbido el seso. Al verla en la primera imagen, me pareció una niña bonita, ¡a mí!, que siempre había dicho que todos los niños cuando nacían eran feos.
Después pienso: En malos momentos vienes, pero me dije: NO. Precisamente ella recogerá los frutos que otros han sembrado, y si lo pienso bien las cosas no están tan mal. Ella ha nacido en un hospital, cosa que los di mi generación no pudimos, entre otras cosas porque no había hospitales (al menos en mi pueblo), a pesar de estar a diez o doce mil kilómetros de distancia, he visto su imagen en cuestión de segundos… Y paro. No todo va a ser malo.
Precisamente, y puede que por haber nacido por aquellos pagos, me he acordado de…

Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había.


Y aunque me encuentre en la otra parte del mundo, y dando por seguro que cuando ella pueda hacerlo (¿Qué máquina utilizará?, porque las computadoras serán las herramientas que utilizaban sus abuelos), podrá interpretar los signos de por aquí. Le pongo las imágenes de lo que hoy vi.








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Cosas que van pasando en Tambor de Puntarenas



Se van acabando las clases tanto en la escuela como en el colegio, este último allá en Cóbano. Los críos ya han acabado los exámenes y estos últimos días están haciendo actividades que casi todas son para el pueblo. La más llamativa es que están pintando las mesas de la playa.
Me llama la atención el sentido de comunidad que existe. No solo participan los críos, otros hacen concreto para tapar los tubos que delimitan la playa que ahora servirán de asientos y antes eran verdaderos basureros, otros ponen las pinturas y los más participan pintando y arreglando la playa. Los críos se ven contentos. Ahora vienen las vacaciones. Para los mayores viene la temporada alta, por supuesto de turismo. Primero llegan los nacionales que llenan el camping y después se supone que llegara el turismo gringo.


Lo que menos me ha gustado es que un backhoe, ha limpiado la playa tanto de palos que ha tirado el Rio Pánica al mar, así como unas plantas que nacen salvajes sobre la arena y llegan hasta donde mismo rompen las olas en marea alta.



Ahora resulta que el papayo es papaya. Al parecer en esta especie de árbol, los machos no dan fruta. Hubo su polémica, tan es así que a uno de ellos, el que más flor tenia, alguien lo corto diciendo que así echaría fruta antes. Desde el corte ha echado dos ramas que no es lo normal en esta especie, pero se le ha adelantado el que nadie le hacía caso. También es verdad que van con bastante retraso con los que hay por aquí cerca.



Lo triste: Me avisaron de que la mar había tirado fuera una tortuga muerta pero a esa hora había poca luz, así que esperé al día siguiente para ir a verla. Me fui dando mi paseo rio/playa y los zopilotes me avisaron del lugar donde se encontraba. Debía haber pasado mucho tiempo en el agua, porque hasta el caparazón se veía deformado. Todo lo comestible, en especial la cabeza había desaparecido. En la imagen de la tortuga se pueden observar las pisadas de los pajarracos.


Hablando de zopilotes. El de la imagen de arriba casi lo toco con las manos. Lo capté justo cuando echó a volar.


Al paso que va, Vanessa se va a hacer con una verdadera colección de plantas parásitas.

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Lloviendo en Tambor de Puntarenas


Las noticias que me llegan digamos del inframundo, no hay forma de verlas como debería ser. No ya como los ticos, sino al menos en plan pasota.
Acababa de escribir en este digamos mi muro de las lamentaciones, la entrada anterior, me ducho y me voy para mi playa. No a playa Javi como dice Javier que se llama, sino a Playa Tambor. Ya he adelantado una hora la de irme, porque por mucho que me digan que aquí está llegando el verano, los días van acortando y mi principal idea es ver el atardecer/anochecer, que si no tanto como en la visita que hice en días anteriores al riachuelo de Santa Fe, sí que me relajan bastante.
Solo sentarme en mi mesa, veo un nubarrón negro que aparecía por encima del lagarto de estribor.
Pensando en que iba a llover, decido tomar una secuencia de imágenes en las que se pudiera observar como se acercaba la lluvia, pero una vez tomada la primera, caían gotas como chuzos (no busques, significa , no todos han conocido a los serenos), tan es así que solo me quedaba refugiarme en Los Gitanos (unos 30 metros) pero lo suficiente para ponerme chorreando.
Según la gente de por aquí, el agua de lluvia resfría, no por cierto a los chavales que jugaban una mejenga, que no solo no pararon su juego, sino que les vendría muy bien.
Escampa un poco y decido venir a cambiarme, no vayamos a que me resfrié de verdad. Para entrar en el Súper había que hacerlo en panga.
No es que esto sea una anormalidad por estos mundos, más bien todo lo contrario.
Dudaba si volver de nuevo, pero cae otro aguacero, así que me pongo a subir el vídeo que tome en Los Gitanos de la lluvia. Tampoco me he sido muy fácil, porque en plena faena estaba, cuando ha llegado Javier desde Atenas para reponer el producto de su nuevo negocio, y entre contarme como le va y su forma de ver el mundo, no ha habido forma de hacer nada.



Por cierto, piensa hacer unas pegatinas, para colocarlas en las bolsas y se empeño que le hiciera una foto. Tuve que hacer estas apañadas. Al final, entre estas dos va a elegir, aunque casi seguro es la primera porque se ve la bandera tica.

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Playas entre Tambor de Puntarenas y la de Quizales


Pasó la cabalgata, la noche fue larga en Los Gitanos, así que el domingo por la mañana, Tambor estaba más bien muerto. Aunque los usos y costumbres de la gente, quieras o no te influyen, una de las cosa que creo estoy dejando atrás es o de los domingos. Tengo bastante claro que para mí todos los días son domingos. También es verdad que tampoco veo la televisión, a pesar de tenerla, otro de los trastos que te guían en tu vida (hora de acostarte, hora de comer y mas).
Alguien me dijo de ir a tomar el sol a la playa, cosa extrañísima entre la gente de por aquí, que incluso se bañan con la camiseta puesta para que no les dé el sol. Bueno extrañísimo también es que alguien vaya a la playa a bañarse, se va a ella de comilona y con una buena nevera con cervezas. Lo dicho, me dicen de ir a la playa pero a la que me dicen, pienso que no es la adecuada. Se me pasó por la cabeza llevarme las gafas y las aletas y sabia que estaría turbia, así que les dije de ir a otra, en que la ultima vez tuvimos que dejar el carro porque el riachuelo que había que pasar estaba lleno de palos. Esta vez me fijo mejor y veo que no ha sido la naturaleza la que los ha puesto allí, sino que habrá sido el dueño de todos los terrenos que dan a la playa. No sé de quienes son, pero lo tiene todo aparcelado con alambre de espino. Por supuesto que será de algún extranjero (siempre he dicho gringos pero me estoy dando cuenta que hay también muchos canadienses y europeos) que en su día será supermillonario, o más bien ya lo es.
En vez de explorar los fondos marinos, me dio por explorar caminos que hacía tiempo que no los veía, a pesar de saber que los recuerdos acudirían a mí.
Que al camino le hubieran puesto troncos, hasta cierto punto ha estado bien, se ve perfectamente que los toures de cuadras han dejado de pasar por aquí, uno de los lugares favoritos para los que se dedican a ellos. Llegué hasta una playa que esta vez sí que ha sido la naturaleza la que ha puesto dificultades al paso de vehículos e iba pensando en ver si se podía hacer el camino hasta el arbolito en carro, por lo que seguí un camino que supuestamente daría la vuelta al obstáculo. La maleza iba en aumento y no llevaba puestas los figuerillos (tipo de botas con su historia) y si hay algo a lo que tengo miedo es a las serpientes después de haber visto tan cerca una coral. Me volví. Volví despacio, saboreando el paisaje, el ruido de las olas y pensando que la vida sigue.


Entre Tambor de Puntarenas y Playa Quizales, si miras en el mapa, no veras ninguna playa, pero si las hay.


Veníamos de vuelta y vimos esta pareja de congos. Normalmente forman manada, aquí andaba una pareja sola; también normalmente andan por los arboles y estos andaban por el cableado telefónico. Puede que lo que quisieran es atravesar la carretera, cosa que para ellos es un verdadero problema.

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Cabalgata en Tambor de Puntarenas


Durante la semana ya me habían dicho que el sábado iba a haber una cabalgata. En un principio pensé que ya se acercaban las navidades, pero poco a poco me fui dando cuenta que por aquí utilizan la palabra con su verdadero significado, o sea la primera acepción de la RAE (Reunión de muchas personas que van cabalgando). Por cierto, ya es hora de que este organismo vaya cambiando de nombre y se llame algo así como Real Academia de la Lengua Española, que con tanto patrioterismo después se nos cabrean los catalanes, los ticos y los bolivianos.
Pregunté en el supermercado y me dieron incluso horarios. Los caballos legarían sobre las once, sobre las dos harían un recorrido que llegaría hasta el arbolito y algunos detalles más.
La verdad es que no quería perderme un evento que pese a que por aquí lo vean tan natural (hay caballos sueltos por todas partes), más bien pronto que tarde, desaparecerá. A las once ya estaba allí, pero no veía movimiento por ninguna parte, por lo que volví a criticarme: ¡So gilipollas!, no terminaras de pensar como los ticos, me dije. Puede irse y comer tranquilamente (no hay forma de que me hablen de tu), y eso es lo que hice.
Sobre las dos volví a bajar, y en el camping ya se veían algunos caballos. Lo que más me extrañó es que incluso había una mesa vacía.
Empezaron a llegar caballos y se acercaban directamente a la barra del bar Los gitanos. La cosa se iba calentando y los jinetes bailaban a los caballos como si se tratara de una competición de tal. A algunos caballos los vi sudar antes de salir.
Pasaba el tiempo y veía que no se producía la dichosa cabalgata, corría más el guaro que los caballos. Eran las cinco menos cuarto cuando al fin comienza la misma. Algunos siguen bailándolos hasta última hora.
Imposible que a estas horas puedan hacer el recorrido que me habían dicho, se les haría noche cerrada.
Me vengo para la casa y después de cenar me vuelvo a bajar. Ya no quedaban ni restos de caballos, de hecho la mayoría vinieron en camiones y en tales vehículos se los habrían llevado, pero lo que si estaba como nunca lo había visto, era el bar. Los Gitanos. Dentro se bailaba a ritmo de marimba, pero no cabía tanta gente en el local y eso que es grande.
Tampoco llegue a enterarme el motivo por el que se había celebrado esta, digamos, fiesta. Unos me habían dicho que la había organizado la iglesia católica para recoger dinero, pero otros, que las comidas a cargo de unos, unas rifas (monturas y algo más) a cargo de otros y las bebidas el bar. Los que más ganaron por supuesto los del bar, que aparte de la cabalgata, para este día habían programado el final del concurso de karaoke.
Dato curioso: Mucho se habla del maltrato a las mujeres, pero cuando después de cenar me dirigía hacia el baile, venia una pareja. Él, un tolallón. Bueno, pues ella le iba pegando tal tipo de empujones que más de una vez cayó al suelo. Lo curioso es que él no hacía nada por defenderse. Me parece que es… Y lo era. No me lo podía creer. Ni había luz suficiente, ni me parecía lo más oportuno gravarlos. Ahora me arrepiento.

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Desembocadura de los rio Bongo y Arío. Viaje frustrado


Todo empezó cuando decidí llegarme a playa Coyote. De esto hace bastante tiempo. Posiblemente se pueda ir bajando la península de Nicoya desde el norte, o más bien no es que se pueda ir, sino que se puede, pero en realidad queda relativamente cerca de Tambor y no es la primera vez que he dicho de llegarme, y siempre que se me ocurre me recuerdan que sí, que efectivamente se puede ir, pero en verano o sea en la época seca y no es por casualidad, sino porque para hacerlo hay que atravesar los ríos Arío y Bongo en este orden, y no solo es imposible hacerlo con el caudal que suelen traer en época de lluvias, sino que incluso se puede dar el caso de acabar en Japón en el caso de que te coja una cabeza de agua.
Hace tiempo había investigado y sabía que en realidad los dos ríos se unen antes de su desembocadura y forman un manglar que debe ser precioso de recorrer aunque doy por supuesto que de poder hacerlo sería en panga.
En mis horas perdidas de no TV o sea de computadora, descubro un camino desde Manzanillo y ayer por la mañana no me lo pensé mucho y decido intentarlo.
Vanessa me dice que llevemos con nosotros a Erik que conoce bastante bien la zona. Lo recogemos en Cóbano, tomamos camino de Rio Negro, pero a partir de ahí, mi poco sentido de la orientación me indicaba no es el que yo tenía in mente.
Llegamos al Rio Arío, y ni dudar que era imposible pasarlo por mucha tracción a las cuatro ruedas que le pusiéramos al carro.
Le insisto a Erik y me dice que por donde yo pretendo no existe camino. Volvemos, pasamos por Manzanillo y llegamos a la playa. Le indico por donde ir y sorpresa, había camino.


Por cierto, pasamos por un cementerio abandonado, con vete tú a saber la cantidad de tumbas tapadas por la maleza. Historias enterradas que a nadie le interesan.
Y aquí sí, aquí me doy por rendido. En realidad nadie me había hablado del Rio Manzanillo y también veo la imposibilidad de cruzarlo.
Erik seguía insistiendo que al otro lado no había camino alguno, que él había seguido esa ruta pero en todoterreno y por la playa en marea baja. La verdad es que ya me daba igual. Al principio hablaba de que mi primera meta fue Playa Coyote, y ya llevo algunos paseos sin conseguirlo.
Volvimos costeando hasta Santa Teresa y aquí sí que no hizo falta la tracción a las cuatro ruedas. El camino estaba intransitable. Pasamos por Playa Hermosa una de las más bonitas de esta zona, con el inconveniente de que en ella siempre hay algunos turistas de esta zona.
Comida en Santa Teresa y vuelta a Tambor. Aun llegamos a tiempo de que fuera a mi tertulia.

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De Tambor de Puntarenas a Tamarindo en panga


Es la de veces que menciono la forma de entender los ticos las fechas u horas cuando de una cita se trata. Hace más de una semana, me dijeron de ir a llevar una panga a Tamarindo, pregunté a qué hora íbamos a salir y me dijeron a las dos y media de la mañana. ¿Y cuanto durara el viaje? Pregunté, a lo que me contestaron unas tres horas, y dije que no puesto que no vería nada.
Pasaron los días y el viernes pasado volvieron a decírmelo, pero esta vez la hora de salida seria sobre las cinco a. m. por lo que me apunté.
Pasarían a recogerme a las cuatro y media por lo que me levanté una hora antes. Tranquilamente desayuno, miro el tiempo que nos hará durante el viaje y no sé que mas. No sé cuanto había pasado de las cinco, cuando me recogen, pero mi sorpresa es que queda atrás la entrada al muelle y nos dirigimos a Cóbano. Tabo se había acordado que nos podía faltar aceite para el fueraborda, y a comprarlo fuimos.
Salimos del muelle a las seis de la mañana, por lo que no se pudo cumplir uno de mis objetivos que era ver amanecer desde dentro del agua.
Pensaba ir tranquilamente sentado viendo la costa y todo lo que me fuera llamando la atención, pero nuevo fallo, el oleaje hacia que la panga diera unos pantocazos que mi pobre columna creí se desarmaba, razón por lo que le dije a Tabo que me dejara llevar la panga. Ibas pendiente de cuando salía la embarcación del agua y cuando iba a aterrizar sobre la misma, te asías al timón.
Probé a darle más velocidad con idea de evitar tanto golpe, y lo estaba consiguiendo, pero la hélice, que hace de timón quedaba fuera del agua y la panga perdía el rumbo, e incluso se me atravesaba, por lo que a joderse tocan y a seguir machacando vertebras.
Ya Tabo me había avisado que pasando Cabo Blanco veríamos tortugas, y las primeras fueron una pareja que estaba en plena tarea de apareamiento, pero no fueron las únicas, después otra más, y otra, hasta que se hacía difícil navegar sin abordarlas, por lo que vuelta a moderar.
Enfilamos a Punta Guiones y la costa cada vez queda más lejos hasta casi perderse de vista. De Punta Guiones hasta Bahía Tamarindo, ya nos acercamos mas, pero yo veía unos bajos en los que rompían las olas y bajo ningún concepto me acercaba, pero íbamos a una distancia lo suficientemente cerca para ir viendo que los chalés ya van invadiendo la costa, o sea que Costa Rica aparte de vender biodiversidad, también está vendiendo el país.
Por delante Cabo Velas o Morro Hermoso. Ya sí que quería que la panga volara, pero para entonces volvía a llevarla Tabo e iba a la velocidad que se podía ir y nada más.
En la playa nos esperaban verónica y Vanessa.
Ni con mucho fueron las tres horas de viaje que me dijeron en principio, llegamos a la una de la tarde, o sea que tardamos siete. Verdad es que la mar estaba en las peores condiciones para este tipo de embarcación.





Desilusión con Tamarindo, y no es que sea feo, aunque nada que ver con Bahía Ballena, sino por la cantidad de guiris que pululaban por el mismo.
Vuelta en el carro de Tabo, paramos a comer en las afueras de Santa Cruz, dejamos a un lado Nicoya y lo mejor, habían echado zahorra en el tramo de Playa Naranjo a Paquera.
Llegada a Tambor. La cintura no la sentía.
Bonita experiencia.

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Las iguanas y su trampa mortal, la carretera


Y va de animales.
Llevamos unos días de futbol entre selecciones americanas y europeas que agotan al más pintado. Viendo un partido de no recuerdo quienes, escucho un frenazo al que en principio no le doy más importancia, pero algo más me llamó la atención y cuando salgo, veo el carro parado y a alguien intentando apartar una iguana que estaba bastante brava. Le amenazaba con sus fauces y con su cola daba unos giros que mas que cola parecía un látigo. No estaba el bicho como para acercarse a él, así que al hombre le llevamos una escoba y con ella la sacó fuera de la carretera.
Grabé algo esperando su huida, pero allí permanecía sin moverse, así que vuelta a ver el fútbol.
En eso estábamos cuando escucho un grito más bien de terror. La iguana entraba tan campante, pasa por delante de mis piernas y se introduce en el baño. Cierro la puerta pensando en tomarle un video. El resto ya se ve en el mismo.
Tenía una gata que era buena cazadora y es raro el día que no aparecía con una, como es lógico no de este tamaño y como buen felino, antes de pegarles el mordisco mortal, le gustaba jugar con ellas y ya tenía bien claro que al igual que otros animales, cuando se ven perdidos una de sus tácticas es hacerse el muerto, y eso pensé estaba haciendo esta, pero cuando me fui a mi playa y volví y la vi casi en el mismo lugar, me dije: ha infartado o casi.
Esta mañana en cuanto me despierto, voy a ver como sigue el pobre reptil y algo se ha desplazado. Sigue jodida, me dije, pero aunque el día había amanecido lluvioso, sale el sol y estos bichos que son de sangre fría, el astro rey es pura energía para ellas.
Cosa curiosa, la hembra que ayer no paraba de acercarse a él, veo que sigue por sus alrededores, pero me fijo y veo lo que supongo era la cría. El conductor llevaba razón cuando dijo que tuvo que parar porque eran varias y no podía esquivarlas. Yo he visto alguna atravesar la carretera con la cría a cuestas.
Lo dicho las carreteras son una trampa mortal en especial para estos animales.

El garrobo y la gata


Lo sucio es de remover el garrobo en el interior


El garrobo la planta cara a la gata


Viendo que la gata le puede, se hace el muerto

Dato curioso, su querencia por los servicios. ¿O es pura casualidad?

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Desove de una tortuga verde en Playa Quizales


No, no todo es tan bonito como lo pongo en el vídeo. Como en el digo, ya me habían invitado a tortuguear a Playa Pochote e imaginándome de que se trataba no quise ir. Anoche cuando venía de mi tertulia alguien volvió a hacerlo pero esta vez a Tangomar, en realidad Playa Quizales. Fuera o no fuera, lo que tuvieran que hacer lo harían, así que me decidí a acompañarlos.
Dejamos las últimas casas y llegamos a la playa. La oscuridad era total. El cielo no solo estaba nublado sino que incluso, aunque débil, llovía.
Me había llevado una pequeña linterna pero me advirtieron que en caso de que saliera una, si veía luz se volvería, así que solo la encendía con la esperanza de ver a lo lejos alguna. Hice un largo recorrido y nada de nada.
Estaba sentado bajo una palmera, algo me reguardaba de la lluvia, cuando veo algo de revuelo a lo lejos; me acerco y estaban viendo las huellas que había dejado una que había subido. Fui tras “el experto” y ya a una buena distancia él la veía. Yo no veía un carajo. Estábamos a un metro de ella y seguía sin verla. Más bien escuchaba el ruido que producía con las aletas al ir desplazando la arena para soltar los huevos.
Observo que “el experto” hacia un hoyo junto al que estaba haciendo la tortuga, más profundo y llego a comunicarlo con el del animal, de tal forma que huevo que ponía la tortuga rodaba hacia él y de allí los pasaba a una bolsa de plástico.
A estas alturas mi vista se había adaptado algo y no solo veía la tortuga, sino toda la operación de rapiña, pero lo que más me llamo la atención fue el sonido que hacia el pobre animal. Como si inspirara y después soltara el aire en una especie de quejido.
Al menos para mí fue un momento emocionante.
Una vez que termino el desove la tortuga se puso con sus aletas traseras a tapar la nidada que no existía. A partir de aquí encendí de vez en cuando la linterna y algo pude gravar.
Un gran esfuerzo para dar la vuelta para dirigirse a playa. Creí que su caminar iba a ser más lento, pero no, puede que asustada por la presencia de humanos. No fue mucho el tiempo que tardo en llegar hasta el agua. En cuanto flotó un poco desapareció.
El tiempo total de desove aproximadamente una hora y el número de huevos, ciento veinte y cuatro.
La tortuga verde es una especie en extinción. En Costa Rica está prohibido por ley el “tortuguear”, pero también es verdad que desarraigar ciertas costumbres es difícil, aunque la gran mayoría de la gente se que las respetan.
Costa Rica, ya tuvo un problema a nivel internacional con unas imágenes que circularon por internet y que le hizo mucho daño. Cuando esto lo comento con alguien de la zona, me dicen que es que son tantas las que salen que unas rompen los huevos de las anteriores y antes de que esto ocurra los cogen, a veces, para enterrarlos en otras playas. Después de lo de anoche, lo dudo.


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Entre la pesca del dorado y las lluvias de Octubre


Y pasan cosas… Ha llegado el dorado. En realidad este pescado viene a desovar, pero de eso no entienden los pescadores, ya que es su mayor fuente de ingresos y la temporada es de unos dos meses. Este año incluso se ha adelantado a pesar de las pocas lluvias (Relacionan mucho dorado con fuertes lluvias).
Las pangas salen entre las dos y las cuatro de la mañana y la vuelta es a partir de las cinco de la tarde, es un decir, puesto que por aquí, esa hora es casi la llegada de la noche.
Los estafan. El recibidor les paga a mil y pico de colones los grandes y a quinientos los pequeños, pequeños que en otros lugares se conservarían como trofeos. Una pesca normal anda por los ciento cincuenta kilos.


Nos trajimos este jurel (¿?).


Mientras todos estaban pendientes de la pesca, yo me divertía con los pelícanos (buchones por aquí). Estos están civilizados. Casi tienes que empujarles para que se vayan. ¿Pegarse las zambullidas que se meten para coger una pobre sardina?.. Es de tontos, aquí sobra la comida. Entre las agallas y las huevas, que esa es otra, que las tiran, y están riquísimas, aquí tienen comida de sobra.


Costa Rica, a pesar de ser un país pequeño, tiene gran variedad de climas (tropical seco, tropical húmedo, de montaña…). La época de lluvias no necesariamente es la misma en todos los lugares; aquí en Tambor, los meses más lluviosos son Septiembre y Octubre, pero Septiembre, pasó sin pena ni gloria y este llevaba el mismo camino, pero ayer, ya por la tarde, lo hizo como lo suele hacer aquí. La gente las echaba de menos. Bienvenida sea. Las tormentas también han sido escasas.


Lo peor: Ha muerto Mónica. Triste. De unos treinta años y bastante guapa. Amiga mía.
Sus imágenes han corrido por Facebook, así que aquí dejo una

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Playa Cocalito de Tambor de Puntarenas Costa rica


La verdad es que no acabo de enterarme de la división territorial de Costa Rica. Posiblemente Playa Cocalito no pertenezca a Tambor, en realidad está más bien debajo de La Abuela, pero qué es La Abuela. En realidad lo que yo allí veo es un conjunto desperdigado de casas que no se si tienen alguna entidad.
Dejemos esto.
Que mi reloj biológico ha cambiado es una cosa segura, pero hay otro reloj que no se qué puñetas es del que no consigo desprenderme y es el de los domingos. Veo a la gente pasar con sus ropas de ir a misa y otros que se que como mínimo no trabajan. Para mí todos los días debían ser iguales, pero lo asocio con el resto de la gente y pienso que algo diferente debía hacer.
Ayer con mi manía de descubrir cosas pensé en Playa Cocalito. Vanessa no tenía muy claro el camino a seguir a partir de Tangomar, pero no tardo mucho en llamar a Miguel. En media hora estoy ahí, le contestó, pero las medias horas ticas pueden ser eternas. Apareció al par de horas y para entonces ya se había apuntado Álvaro y ya éramos tres, pero andando, nos dicen de recoger a la macha y ya éramos cuatro.
Seguimos con el carro hasta donde ya es imposible para un vehículo a motor, pero no solo para estos, ni siquiera para animales, de hecho hay otra trocha por donde van a caballo.
Hasta llegar a donde se ve vista del mar, no hay problemas, pero para bajar a la Quebrada del Chorro, hay que hacerlo por un camino de rocas algunas de las mismas hay que, más bien, escalarlas. Llegamos hasta el riachuelo.
Pensando en que el camino no era el más adecuado para las típicas sandalias, me puse mis botas, unas figueres, que en su día fueron las usadas por los campesinos y su nombre algo tiene que ver con que las suministró un presidente, Figueres, al ejército, que iba descalzo. Hice bien porque el camino ya cerca de la playa, era pura roca por las que había que trepar y subir. También pasé el riachuelo del Chorro con ellas puestas porque las piedras que forman su lecho, estaban llenas de verdín.
Primer contratiempo: Las olas rompían con fuerza sobre una parte del sendero y ya alguien no quería pasar. El segundo es que estábamos en plena marea alta y el paso por Las Playitas, como mínimo nos iban a poner chorreando, así que este fue el final del trayecto. Playa Cocalito la vimos, en realidad, estuvimos a unos metros, pero en realidad no la pisamos. Volveré.
El camino de vuelta, como es de suponer, el mismo, solo que esta vez subiendo.
Carro y a Tambor.
Va en aumento el número de playa de difícil acceso que conozco. Buena señal para mi mente.

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Tarde de pesca en Bahía Ballena de Costa Rica


Para pasar el día en la Playa de los Muertos, tuvimos que atravesar Bahía Ballena. Durante el viaje, en especial a la vuelta, eran cantidad los cardúmenes que se veían. Tabo puso una caña a estribor de la panga y por dos que pasamos, dos hermosos jureles que cogió.
Fue más de uno el que pensó en volver solo y exclusivamente para echar un día de pesca.
El viernes y no sé exactamente como, se organizó. La verdad es que teníamos que haber salido antes, pero nunca terminaré de darme cuenta de que estoy en Costa Rica y al final, fue después de comer cuando quedamos en vernos en el muelle.
Embarcamos en una de las pangas de Tabo, y se dirigió más bien hacia la entrada de la bahía. Yo oteaba el horizonte y no veía un puñetero cardumen. Nadie lo veía.
Varias pasadas a lo largo y ancho, y no pica ni uno.
Tabo que por algo es el patrón, con perdón, el capitán, decide que vayamos a fondear a un bajo. Allí todos echan sus artes de pesca, y no es mucho lo que tardan en empezar a picar.
No eran hermosos pargos, pero la verdad que no tan pequeños como alguien decía.
El ancla no había agarrado bien, y la corriente nos saca del roquedo y nos lleva hacia la arena. Dejaron de picar.
Al final volvemos. Mientras verónica quitaba las escamas a los peces que habían cogido, llega una panga de la pesca del dorado. Al ver la pesquera que trae me alegro bastante. No esperan a estos peces hasta dentro de un mes, lo que quiere decir que se han adelantado.
Los pescadores llevan un tiempo de brazos caídos, y es el único ingreso que tienen. Vanessa les compra uno por 3.000 colones (Ese precio está tirado, los engañan como a chinos).
Nos vamos directamente a casa de Álvaro y de “Macha” (rubia). Mientras unos se llegan a la playa a por leña, otros preparan los avíos de cocinar. Sartén y una buena cantidad de manteca a la misma. No pasa mucho tiempo para que estuviéramos comiéndonos lo pescado. Cuando ya no podía comer más, veo que tabo está preparando unas huevas de dorado (al destriparlos las tiran al mar), y quien no las prueba. La verdad es que me como un par de ellas y eran bien hermosas.
El dorado quedo para mañana comernoslo un ceviche.
Sé que Tabo acabó picado porque el que entre otras cosas se dedica a la pesca deportiva, y seguro quería lucirse. Estoy seguro repetiremos.

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Playa de los Muertos en Bahía Ballena de Costa Rica


Son varias veces las que me han invitado últimamente a ir a Playa de los Muertos y todas decliné hacerlo y el motivo es que la última vez que estuve en ella, lo hice con una persona que cuando puso los pies allí creyó haber llegado al paraíso y que no podrá volver a visitarla. No estaba preparado para volver a hacerlo sin ella, pero ayer decidí que el mundo seguía y que lo haría.


Se ubica dentro de Bahía Ballena justo enfrente de Tambor, pero no intentes encontrarla en los buscadores porque no existe.
Puede que sea una de las playas más vírgenes de estos alrededores, por tener que acceder a ella con una panga y al estar al refugio de la bahia, no es difícil hacerlo, razón por la que es el lugar preferido de los nativos de estos alrededores (Los tours para los extranjeros los hacen a otras, en especial a ). La verdad es que se puede hacer también desde Pochote, cuando esté la marea baja para poder atravesar su estero, pero con el inconveniente de que su estancia en la misma se reduce a un par de horas puesto que con la subida de la marea es difícil volver a pasar el estero.
Todos los del lugar la conocen por este nombre, pero he escuchado mil historias del por qué la llaman así.


Su historia reciente, se puede resumir diciendo que en lo alto de la montaña en cuya falda se encuentra querían construir un hotel, pero Jart, un gringo que hacía algún tiempo que había llegado con su familia en el catamarán que se puede ver en el video, al enterarse compro el terreno y fue lo que sería su retiro en plan Robinson Crusoe. La playa era su playa hasta que los ticos le hicieron ver que la en este país lo dice bien claro, que las playas son de todos los ticos. Hart merece escrito aparte. Creo que es más de una vez que he pensado en hacerlo.
Mientras en la parte opuesta de la bahía donde se encuentran ubicados los hoteles y demás negocios turísticos las aguas están turbias como consecuencia de las aguas rojas que trae el Rio Pánica, aquí están trasparentes, y se puede practicar bien el buceo. Ayer me lleve mi equipo y lo estuve haciendo, pero la vida submarina por estos mares es otro de los misterios que tendré que resolver, aunque hay bastante gente que vive de la captura de langostas a pulmón libre (Otros cabrones lo hacen con un compresor en la panga por muy prohibido que esté) y es mucho el pescado de roca que traen al muelle.
La impresión que me dio es que de tantas heleras como llevábamos íbamos a estar allí una semana.
No sé como llego alguien de Pochote, y a la vuelta fuimos a dejarlo a la entrada del estero.
Yo creo que a los “Capitanes” de las pangas, les encanta ponerlas a tope de velocidad, pero me extraño que Tabo fuera tan despacio. Fueron los críos los que nos avisaron de unos cardúmenes y se dirigió hasta ellos. Pasaba por el centro con una caña y en cada pasada cogía lo que según ellos es un jurel (, pero se hizo noche y volvimos al muelle.
No ha estado mal el día.

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